Tres años después del estreno vi un trozo de la que yo pensaba sería mítica película “Borjamari y Pochola”, en el que Santiago Segura hace de pijo madrileño tontolculo. Digo “mítica” porque pensaba que sería el no va más del chunguismo cinematográfico, algo digno de los peores films de los Calatrava o la pareja Bud Spencer and Terence Hill. Y na de na. Es simplemente un truño, sin el encanto mágico del dúo italiano o de la pareja made in Spain. Ni acabé de ver la peli de lo horrenda que era.
Dos superpolicías
En cambio “Dos superpolicías”, de Bud and Terence era todo lo que yo deseaba. Que ese peazo hombretón llamara “gallinitas” a dos tipejas con las que quería ligar, y que tenían una pinta de zorrones desojeraos que daba miedo, me puso como una moto. Y la estética de los malos, que parecía perpetrada por un guionista borracho de orujo casero, me puso morcillón (intelectualmente hablando, vamos que mi mente disfrutó de varios orgasmos). Aunque lo mejor era la gran cazadora que llevaba el gran Bud, con la inscripción “Jumbo” en la espalda. ¡Quiero una ya!
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