martes, 18 de julio de 2006

El cor de la ciutat

Tras ver parte de la gala que cerró la temporada de El cor de la ciutat llegué a la conclusión que no estoy tan enfermo como parece. Si la mayoría de la población encuentran graciosas las chorradas que Albert Om y su equipo parieron para aderezar el último capítulo (por el momento) de este culebrón, sin duda me encuentro por encima de la media, lo cual me llena de orgullo, me sube el pavo, me incrementa la moral y me aumenta el tamaño de mi miembro viril en, al menos, tres dedos. Ya no me sentiré acomplejado cuando alguien piense que soy un friki porque me encantan las películas de Pajares y Esteso o cuando me ría tontamente al hojear mi colección de revistas “El Barragán”. Siempre podré contestar: “al menos la puta gala del Cor me pareció una mierda mientras tu sonreías, y pienso que los del Teatre de Guerrilla merecerían ser acollejeados y tirados a la fuente de la plaça de la vila”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ara si que flipe. Tu mires El cor de la ciutat ?
Malalt!
Fes com jo, que mire l'exorcista del canal catòlic donant consells als pares.