lunes, 20 de agosto de 2007
Un templo del 'kistch'
El Palau de la Música Catalana es uno de los edificios más kistsch y demodés que he visto en mi vida. Si querían que fuera “bonito” se han lucido, porque es de un hortera que impresiona. A seres de mi calaña nos puede parecer fascinante, pero eso es debido a que tenemos el sentido del gusto distorsionado. Es tan barroco y tan recargado que te pasas más tiempo mirando detalles que viendo el espectáculo de turno. Si no lo habéis visto, no os lo perdáis. Sobre todo la escalera, que tiene unos culos de botella de color amarillo que resultan de lo más atractivo.
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