martes, 18 de diciembre de 2007

Entre bravas y embudos

Más que torturaros myself con una crónica de la presentación del libro de Pirados al Poder, voy a colgar la que ha escrito Charly Eñe para este portal. Si alguien quiere ser estafado y comprar el libro, que me mande un correo a sfidalgo@e-noticies.com

El libro de Pirados acaba con la poca cultura de los presentes

En la hora vespertina del lunes pasado, un grupo de amiguetes fue encerrado en uno de los reservados del Bar Joan para tratar de inculcarles el placer de leer. Todos ellos fueron manipulados, chantajeados y vejados para que asistieran a dicho experimento cultural con el señuelo de un manantial de bebida y de tapas bulímicas. Con la promesa zapatera de contar con alcantarillas de cerveza y de tapas moribundas, Pirados al poder enclaustró a los asistentes en dicho zulo-bodega para intentar, sin éxito, que dichos especimenes respondiesen a algún estímulo libresco, en vez de simiesco. La realidad empírico-científica es que el gorroneo de tapas y los lengüetazos a botellines de cerveza no activaron ninguna de sus zonas grises, sino más bien a sus depredadores estómagos y a su sed sahariana. Descorazonados por dicha situación, Pirados al poder realizó otra prueba científica que consistió en colocar en una de las mesas un incunable libro de Pirados junto a una tapa de chorizo. Los resultados fueron que el 99% se zamparon el chorizo y luego consideraron que los autores eran unos chorizos por cobrarles por la venta de un ejemplar.

También se organizó el sorteo de una fabulosa cesta de Navidad con productos DIA que fue ganada por pucherazo de uno de los presentes que se apropió del preciado botín: una lata de lentejas, dos turrones, y una sidra. En estos momentos, desde Pirados no tenemos noticias de como ha respondido su estómago a estos manjares. Descanse en paz. Luis C. Los coautores visibles del libro de Pirados, Charly y Sergio, que fueron coronados con un embudo, fueron los maestros de ceremonia del evento y agradecieron a los presentes que hubiesen comido como cerdos y pringado los libros de restos de chorizo y calamares. Después de que los coautores amenazasen a los asistentes de que no saldrían vivos si no se agotaba la edición del libro, decidieron dar por concluido el evento y acabar con la ocupación de los iletrados a golpe y porrazo blandiendo los libros de Pirados. Media hora después de la lucha campal, los restantes asistentes que quedaban, todos ellos culturalmente malheridos, abandonaron como pudieron el local entonando villancicos impúdicos y, lo que es peor, amenazando con leer el libro.

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