jueves, 1 de abril de 2010

Nuevas aventuras del "Comando Tigretón"

El "Comando Tigretón" volvió a las andadas, y tras quedar en el tradicional punto de encuentro (Nuria-Restaurant-Checkpoint), con la ausencia del Agente Tamudazo, encaminaron sus pasos hacia un mítico centro gastronómico-taurino en el que se juntan turistas, progres que tiran de la Visa-Generalitat o Visa-Ayuntamiento y nuestro octeto de la muerte, reforzado con la incorporación del Agente Operació Tocar Cuixa. Tras deglutir un sabroso pica-pica, obsequiar al homenajeado (Agente Vending) con regalos-señuelos muy currados (el Agente Wembley estuvo esplendido), brindar por todo lo brindable, leer poesías y discursos diversos, piropear con saña a las ocupantes de otras mesas que se habían quejado del modesto ruido ambiental creado por nuestros héroes - si tanto les gusta el silencio sepulcral, ¿por qué no se quedan a comer en sus casas en un ataud instalado en su comedor? -, disfrutar de una sabrosa lubina a la plancha y de unos roscones, llegó el momento culminante de la noche. Se repartieron Tigretones, Panteras Rosas, Bonys ... y Phoskitos. Los regalos y pastelitos dotaron de grasas saturadas a una comida equilibrada y bien regada, que culminó con los puritos, carajillos y cafeses y los orujos y los recordatorios del Espíritu del Locutorio - teoría creada por el Agente "Yo soy la Justicia" Bronson-.

El Agente Tamudazo, siempre en minoría, volvió a perder por siete a uno, y su orujo blanco quedó diluido por los mares de orujo de hierbas que deglutieron el resto de miembros del comando. Tras los abrazos, juramentos por la amistad y los cánticos a favor de José Tomás, llegó el momento de abandonar ese templo gastronómico, con la tranquilidad del deber bien cumplido. Todos bien comidos, y uno pagando. Porque puede, porque quiere y porque los ritos son importantes en una sociedad desestructurada. Mantener las buenas costumbres es necesario, y seguro que buena parte del grupo se enganchará a la tradicional paella estival del Agente Tiger Woods. Y en homenaje al gran Joan de Sagarra, cuyos artículos dominicales en La Vanguardia fascinan al grupo, llegó la hora de tomar unos chupitos de Jameson en un céntrico pub del Raval, mientras el Agente Guernika nos alumbraba con su riqueza cultural.

Durante el camino, más moderados que de costumbre (¿Qué se hizo de los cánticos a todo volumen, o de los capotazos a los turistas?) se consiguió que ningún miembro del grupo abandonara el redil. En el local, whiskitos y música en vivo a cargo de un plasta-cantautor que tras fracasar en todos los bares de mala muerte del extrarradio chungo de Londres, ha recalado en Barcelona para tocar a cambio de un bocata de chopped y una cerveza del Lidl. Cánticos diversos, más loas a la amistad, despedida y cierre, tras la promesa del Agente Peregrino de no volver a consumir productos DIA tras probar lo que es bueno...

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