domingo, 16 de marzo de 2008

Elogio de la amistad

El pasado viernes estuve en una cena de amiguetes, en la que el buen rollo, los chupitos, los discursos y los generosos Cohibas de Jordi, la conexión castellonense-culé del grupo, hicieron que la velada fue inolvidable. El homenajeado, el gran Lucho, que se va a hinchar de cambiar pañales cuando le lleguen sus gemelas, intentó huir cuando pensó que el obsequio era que uno de los comensales se vistiera de tutú y le bailara la danza del vientre. Por suerte, tras desmentir este extremo, recibió dos regalos escogidos con mucho cariño y que acabarán en su despacho. ¿El bebercio? Más que destacable. ¿El yantar? Sabroso. Una gran paella de carne, unos buenos buñuelos de bacalao, el jamón excelente y la ensaladilla rusa, a pesar de su color cherbinolesco, estaba buena. Aunque lo mejor fue la grata compañía, y el que no nos echaran de Las Set Portes a pesar del ruido que armamos. Otro día hablaremos del restaurante, que alternó luces con sombras. Lo mejor, la compañía, y le deseamos a Lucho que no se arruine en pañales. Un consejo, los Schlecker, los del Hipercor e incluso los del DIA dan el pego y su precio es competitivo. Evita los Dodot, no se que cojones le ponen que a la mínima huelen a meado, y parece que están llenos, y apenas han sido usados por el bebé...

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Estómagos unidos para siempre!