jueves, 15 de diciembre de 2005

Un Bailey’s, plis

Un servidor, como tiene “charming”, decidió, tras disfrutar de una excelente cena (en “Las Cuartetas”, gran restaurante argentino con reminiscencias pericas de la calle Santaló) con los compañeros del diario AS (buena gente), pedir un carajillo de Bailey’s, que fue seguido de una copa de este excelente licor. Mientras disfrutaba de su sabor, medité sobre las bellezas del mundo y sobre el arte contemporáneo. Conclusión: las botellas de Bailey’s deberían estar en el Guggenheim, junto a una docena de botes de fabada Litoral en plan Warholiano y a un jamón de Guijuelo en plan “ready made” de Duchamp.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Charming? Tu charming? Joer, no entiendo nada.