miércoles, 14 de febrero de 2007
El 1430
Tengo grandes recuerdos del Seat 1430 familiar que tuvimos durante mi infancia, un coche fiable, amplio, cómodo y con una estética que aún me emociona cuando veo uno por la calle. El nuestro era amarillo, de segunda mano, y con matrícula de Madrid, lo que le añadía un toque de incertidumbre a su existencia. ¿Nos lo rallaría algún vecino poco amante del centralismo de la capital? Que yo recuerde, no nos pasó. Pero esos viajes míticos, de mil y pico kilómetros, con la cassette de Antonio Molina, tuvieron su marco perfecto en este vehículo inolvidable. Cuando tenga pasta de verdad, si algún día ocurre, buscaré un 600 y un 1430 para adornar mi garaje. Nada de Ferraris ni de Porsches...
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4 comentarios:
Eso es arte! Yo tengo un 600 y el cambio de marchas lleva el escudo del Espanyol! jeje! Un saludo!
Gran coche!
Bueno, el coche de mi infancia era el indestructible Simca 1200. Como era época de despreocupación general, recuerdo hacer viajes con mi hermana pequeña en el maletero recostados sobre dos grandes cojines cuando iba toda la familia e invitados. Ah, esos recorridos por las Carreteras Nacionales que cruzaban cada pueblo... esas comidas en los restaurantes de carreteras donde mirabas la cantidad de camiones parados para calcular el índice calidad/precio... ese alegría y orgullo cuando alcanzabas 100 km/h...
Ah, y a diferencia del Simca 1000, en el 1200 había espacio para hacer de todo...
Para eso que sugieres, Svend, nada como el Seat 1500 de mi padre, con cambio de marxas en el volante. Nada te (o nos) molestaba.
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