martes, 30 de diciembre de 2008

Aroma a piruleta...

No me extraña que a los niños les encanten las golosinas más degeneradas y empalagosas, esas que cuando las compran en una tienda de chuches nos da diabetes sólo de mirarlas. Buena parte de las medicinas que son especiales para ellos son tan dulces que poco a poco se van habituando y cada día quieren más dosis de azúcar o de edulcorante "especial"...

¿Por qué no las hacen con sabor a jabugo o a fabada asturiana, que es como más razonable? Así nuestros infantes no pedirían nubes o gominolas, sino latas de Litoral y bocatas de pata negra.

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