sábado, 6 de diciembre de 2008
Charly Max
En una localidad del Levante ibérico hay una discoteca que me sugiere bellas escenas: la Charly Max. Supongo que nada de lo que me viene a la mente ha pasado nunca allí dentro, pero mi mente es así. Me imagino a un tipo con camisa con chorreras y chaqueta deslumbrante ofreciendo cacaolats con pippermint a las chicas del lugar con la excusa que es la bebida de las mujeres de mundo. Una bola de espejos que gira mientras suena el “Born to be alive” y nuestro héroe se retuerce guiñando el ojo a diestro y siniestro mientras le hace efecto los cacaolats “enriquecidos” y su otra bebida predilecta, el Dyc con Pepsi Cola. Todas las camareras mandando a la mierda a nuestro protagonista cada vez que se acerca a la barra a repostar, e intenta seducirlas con su aliento a alcohol de gran calidad. Al final, a las seis de la mañana, tras cincuenta fracasos, y cuando le han dicho que “no” hasta el portero enano rubio con mostacho pelirrojo, nuestro Don Juan frustrado acaba en la puerta del Club El Ninot (umm... sugerente nombre) intentado encontrar una señorita que fuma que le acepte, mientras todas se esconden en las habitaciones y encienden la luz roja para librarse de él...
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