martes, 10 de mayo de 2005

Un buen comienzo

El día ha comenzado bien. Venía de marujear, con la garrafita de agua y mi bolsa llena de verduras (si, yo también como de eso, no todo va a ser productos DIA y Hacendado), cuando la portera me ha dado un misterioso paquete: lo abro y veo dos desodorantes de estos pijos, a nueve euros pote, de estos alergénicos y superguays. Me he puesto a dar gritos de triunfo en medio del piso, exclamando "oh si, oh si oh si" mientras bailaba una extraña canza ritual. Mi nombre, que todavía permanece en un listado oscuro de medios de comunicaciónd de una empresa cosmética, de cuando escribía artículos sobre "salud y belleza" (si, yo hacía eso... no os riás malandrines) para una revista "femenina". Es triste alegrarse tan bestialmente por algo tan cutre... pero veinte euros son veinte euros, y la palabra "gratix" sigue teniendo un influjo poderoso sobre mi mente.


“Gratix” y “Está hecho”

Las dos expresiones mágicas para seducir a cualquier ser humano que sea tan débil como yo son: "gratix", referido a un espectáculo o un objeto, y "está hecho", referido a manjares. ¿Cuántas veces habéis agradecido al cielo tener en la nevera algo ya cocinado, aunque fuera algo que sobró de otro día, y poder comer tranquilamente en el sofá sin tener que hacer nada más? El "está hecho", y no tener que recurrir al teléfono, a descongelar unos canelones rossini radiactivos o abrir una lata es un momento especial.

Reciclaje

Estoy tan perro, que las dos piezas anteriores las he reciclado de un correo que he mandado a algunas amistades… debe ser la primavera, que me hace suspirar.

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