martes, 28 de junio de 2005

Andanzas palentinas (II). Beautiful RENFE

Viajar en un Talgo digno de los años sesenta siempre es un placer. Sobre todo cuando ves tornillos semioxidados que te recuerdan los cargueros británicos de la Segunda Guerra Mundial, esos que hundían los submarinos alemanes. En el viaje a Palencia, que dura ocho horas y cuarto, más media hora de propina, disfrutamos de algunas experiencias sugerentes, como un revisor calvo con cara de mala leche que se dedicaba a perseguir a los fumadores por todo el tren para evitar que incumplieran la ley. Sólo le faltaba preguntar a los “sospechosos” si se masturbaban en el lavabo o si también hacían pompas con los chicles, que debe ser otras de las cosas que no se deben hacer en los sacrosantos vehículos de la RENFE.

Macarras connection

En el bar del tren descubrimos a dos tipos que tenían músculos hasta en las cejas y que eran dos tatuajes andantes. Hicieron no menos de una docena de viajes a la cafetería, y acabaron con las existencias de Aguila Amstel. Me fascinó el cutrecinturón de uno de ellos, lleno de balas, en plan Pancho Villa.

Frío y calor

En la cafetería consiguieron un efecto remarcable: el bocadillo mixto caliente de jamón serrano y queso estaba en un estado de limbo, con el queso hirviendo y el jamón frío. Más curiosidades: en el tren de la ida no funcionaba la nevera de la cafetería, y a las tres horas de viaje ya no servían bebidas frías. En el de vuelta lo que no funcionaba era el horno.

Musho Cadí

Una de las pocas distracciones que teníamos en el tren era contemplar a dos bellas señoritas, ambas enfundadas en camisetas amarillas, a las que admirábamos diciendo “que viene la musho Cadí”. Sí, distracciones sencillas para mentes sencillas, pero que le vamos a hacer, somos hombres simples, con necesidades básicas.

Club Mimos

El Club Mimos está en la localidad de Tafalla, muy cerca de la estación de RENFE. ¡De nada!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Club Mimos? Vaya nombre más chungo.

Anónimo dijo...

El otro día supe que a una amiga de mi novia la han expulsado (bueno, no le han renovado el contrato) de la empresa que lleva las azafatas de los Talgo porque un señor viajero presentó una queja, además de una 'carta al director' de un diario de Salamanca.

Vale, el tren llevaba dos horas o tres de retraso, y este personaje estaba nervioso, pero lo que hizo la pobre chica es avisarlo 4 veces de que apagara el cigarro (cuando en verdad le tendría que haber denunciado y que le cayeran 300 euros de multa). Total, a la chica le han destrozado la vida y el señor se ha ahorrado 300 euros.

Si existe algo de justicia en el mundo, que va a ser que no, espero que este señor se muera de cancer debajo de las uñas de los dedos chicos de los pies. Que tiene que doler un huevo.

Dicho.