miércoles, 8 de febrero de 2006

Perdiendo facultades

Sin duda, me hago viejo. Ayer, en dos ocasiones, llegué tarde a la zona de prensa de la asamblea de accionistas pericos, y me quedé sin comer un triste bocadillo. Tanto para merendar, como para cenar, me falló mi instinto y mis compañeros de profesión se abalanzaron sobre las viandas antes que yo me diera cuenta y no puede llevarme un triste bocado a la boca. ¡Qué se hizo de mi capacidad depredadora, de mi velocidad sin par! Los años ya pesan…

Gratinade

Tras este fracaso, y tras acabar la reunión cerca de la una de la madrugada, tuve que refugiarme en el Mac Donald’s de Villa Olímpica. Ya puestos a experimentar, pedí un “Gratinade”, una cosa bastante curiosa, por la que me clavaron tres euros y pico, y que tenía un sabor como bastante indefinible. Menos mal que cada vez que voy a esta cadena luego estoy cuatro meses sin volver a pisarla, ya que sólo entro cuando mi memoria ha borrado los sabores que allí venden.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dios mio, que hecatombe. ¡¡¡¡ Tu sin arrasar una bandeja de canapes!!! ¡¡¡ Esto es peor que quedarse calvo!!! (Espero que ahora no me ataque un "calvonista" por este cometario despreciativo a los calvos, a los que respeto mucho y solo hago una muestra de mi humor facio y grosero. Por favor señor calvo no me pegue)