sábado, 18 de noviembre de 2006

Memorias alcohólicas (V): toco fondo

Efectivamente, mi queridos amigos y lectores, el siguiente paso indicaba que renunciaba a cualquier atisbo de intentar ligar en una discoteca o lugar similar. Durante largos meses me pasé al licor de crema catalana (siempre Melody, por supuesto), servido en vaso de tubo con hielo. La impresión de ver a un tipejo con sobrepeso, barbudo y con una bebida en su mano de color amarillento ahuyentaba a cualquier ser humano con dos dedos de frente. Salvo mis amigos, claro, ya acostumbrados a mi presencia. Aquí toqué fondo, desde el punto de vista del buen gusto alcohólico. Debí consumir litros y litros, porque incluso en las comidas no pedía otra cosa tras el postre. Cuando alguien me preguntaba porque no experimentaba con otros licores más interesantes contestaba con argumentos tan patéticos como “es un pelotazo rico como las natillas, y con alcohol. Es perfecto”. Recuerdo una sesión terrible en una discoteca de Sabadell, en la zona hermética, que estaba prácticamente vacía, y yo, Melody en mano, pensando que hacíamos allí. Porque además la música era terrible, muy terrible. Ese día comencé a cambiar de bebida...

2 comentarios:

Miel dijo...

Y yo to la vida desde los 6 añitos tomando DYC con cocacola y cerveza, este sábado me paso al melody, ponche o al licor de avellana no me puedo perder esas experiencias

Mr. Hot Potato dijo...

Puedes hacer un experimento, tomar dyc com melody... eso no lo hice yo, e igual es delicioso!