viernes, 10 de febrero de 2006
Galletas Príncipe
Aparte de los surtidos Cuétara, que siempre provocan seísmos familiares para ver quien se come las de chocolate, las galletas más míticas son las Príncipe, con su rico relleno de cacao en medio. Nada de imitaciones, esa textura, ese sabor, son inimitables. Aunque prefiero lo salado a lo dulce, he de rendir pleitesía a este gran producto, orgullo de la industria galletera. Con permiso de las Artinata, claro.
Ni caso
Snif, snif, no me habéis hecho caso en el post de los tríos... Nadie me escucha...
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2 comentarios:
vamos a ver, con lo del trio, ¿cuenta también el trio económico virtual? Me explico: sucede cuando, estando holgando con alguien, empiezas a hacer sumas y caes en la cuenta de que con lo que has invertido en cena, copas y regalos podrías haber contratado dos profesionales del sector con full-service , cava y video y sin compromisos implícitos o explícitos. Anda que eso no pasa...
y ahora, las galletas. Mientras las Príncipe era exquisitas (recuerdo que un amiguito de EGB traía uno de los rollos pequeños y yo siempre conseguía sacarle un par o tres en el recreo), otro gran disfrute gastronómico eran las galletas esas del agujero (diablos, como se llamaban). Tres o cuatro en un dedo, un vaso de leche y a disfrutarrrrrrrrrr (y Freud seguro que se pondría las botas analizándolo)
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